¿Cómo afecta el estrés a la salud de nuestros dientes?

La sociedad vive a toda velocidad. Prácticamente la totalidad de la población tiene la sensación de que, para la cantidad de tareas que nos atañen a lo largo de la jornada, las 24 horas del día se nos quedan cortas para desempeñar esas funciones en las condiciones que nos gustaría. La realidad nos abruma con su celeridad y es en ese preciso instante cuando entra en escena el estrés, que lo pone todo patas arriba. 

El estrés y el agobio ponen en jaque a la salud bucodental, primordial para la salud general de nuestro cuerpo. Cuando padecemos esta constante tensión comenzamos a tener síntomas tales como taquicardia, hipertensión, incremento de colesterol, sequedad bucal, etc. 

De esta forma, con el fin de paliar este nerviosismo recurrimos de forma errónea a hábitos poco saludables como el tabaquismo, un excesivo consumo de alcohol y una dieta insana que, sumado a comer entre horas o el descuido en algunos de los cepillados dentales diarios pueden provocar la aparición de enfermedades periodontales como la gingivitis y la proliferación de bacterias en nuestra boca.

La gingivitis es la enfermedad que aparece con mayor probabilidad tras un estado de estrés. El motivo de que suframos esta dolencia viene precedido de un mayor consumo de alimentos con alto contenido de azúcares fuera de horario, como pueden ser los ‘snacks’ para picar entre horas, los cuales no son seguidos de una higiene bucodental adecuada puesto que nos suele pillar fuera de casa. Estos malos hábitos pueden provocar la inflamación de las encías, y en casos más extremos, pero no por ello imposibles, la pérdida de hueso alveolar y adherencia.

Las personas que sufren estrés tienen altos niveles de la hormona cortisol, y si esta se acumula en grandes cantidades, puede conducir a enfermedades periodontales y provocar daños en la salud bucodental.

Además, si el estrés es crónico, que perdura en el tiempo, las consecuencias son mayores, incluso pueden llevar a la pérdida de piezas dentales si no se actúa a tiempo.

No obstante, el estrés puede manifestarse de múltiples formas en nuestra salud bucodental. Aquí algunos de ejemplos:

• Xerostomía: El estrés y una mala hidratación puede crear una sensación constante de sequedad bucal por la pérdida de propiedades protectoras de la saliva, en beneficio de las bacterias.
• Aftas: es la aparición de pequeñas úlceras aftosas o llagas provocadas por estrés y unos hábitos alimentarios que dejan bastante que desear. 
• Herpes labial: nuestro cuerpo lo libera cuando siente estar sufriendo estrés, fatiga o dolor emocional.
• Bruxismo: estar en tensión por cualquier circunstancia nos hace presionar la mandíbula, provocando el desgaste de los dientes y daños en los músculos que mueven los maxilares.